El Clásico Regio siempre ha sido sinónimo de pasión y rivalidad en el fútbol mexicano, pero esta vez, ha cruzado los límites de la deportividad. Nahuel Guzmán, el conocido guardameta de Tigres UANL, se encuentra en una situación complicada tras los incidentes ocurridos en el último enfrentamiento contra Monterrey.
La directiva de Rayados ha exigido una «mano dura» contra Guzmán. El portero argentino fue visto utilizando un láser para distraer a Esteban Andrada, portero de Monterrey, desde las tribunas del Estadio BBVA. Además, Guzmán también enfrenta acusaciones por supuestamente emitir insultos hacia jugadores de Rayados, con evidencia respaldada en audios y videos presentados como parte de la queja oficial.
La situación actual pone a la Federación Mexicana de Fútbol en un dilema regulatorio, dado que el reglamento no especifica claramente cómo manejar casos de esta índole. El análisis de las pruebas y la decisión final sobre la sanción de Guzmán están pendientes, con una posible suspensión que podría oscilar entre seis meses y un año.
Este incidente no solo pone en tela de juicio la conducta de Guzmán sino que también levanta preguntas sobre la eficacia de las normativas existentes en el fútbol para manejar comportamientos que van en contra del espíritu deportivo.