En el Estado de México, uno de los lugares con más incidencias de robos en el país, un incidente peculiar ha capturado la atención pública. Una cámara de seguridad en Texcoco grabó a un hombre sustrayendo croquetas de un comedero destinado a perros callejeros. El acto, registrado hasta el 31 de marzo, refleja no solo la frecuencia de delitos en la región, sino también los problemas subyacentes con los comederos comunitarios para animales sin hogar.

El video muestra al hombre ahuyentando a un perro para luego vaciar el contenido del comedero en una bolsa de plástico. Este incidente ilustra una realidad triste: mientras algunos ven en estos comederos una ayuda, otros los aprovechan para beneficio propio, dejando a los animales vulnerables sin alimento.

Sin embargo, la controversia no termina con el robo. Expertos y organizaciones de bienestar animal critican la efectividad de los comederos callejeros. Según el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal de Bogotá, estos puntos de alimentación pueden más bien perpetuar la situación de los perros sin dueño, al promover concepciones erróneas sobre el cuidado animal y evadir responsabilidades básicas de salubridad y protección.

Mike Fonseca, de la Comunidad Animalera Trabajando, advierte que compartir un plato puede exponer a los animales a infecciones y enfermedades, subrayando la importancia de manejar estos comederos con responsabilidad y cuidados sanitarios adecuados.

La recomendación general es que, si bien la intención de alimentar a los perros callejeros es noble, es crucial implementar medidas que garanticen la sanidad y reduzcan las peleas entre los animales, para realmente contribuir a su bienestar.

 

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